Biomasa asesina
La debilidad intelectual del ser humano permite a los poderes fácticos labrar la senda del desarrollo económico futuro mediante la implementación de sistemas de adoctrinamiento social tendentes a la consecución de sus objetivos.
Estos sistemas de adoctrinamiento han sido ejecutados durante los últimos años para lograr la aceptación del prefijo “bio” como pasaporte para la implantación de una nueva industria energética cuyas repercusiones ecológicas serán incalculables.
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Plantación de eucaliptos en el entorno de Doñana |
En este sentido, basta con leer la prensa local de la provincia de Huelva para comprender como muchas de las noticias aparecidas en los últimos años parecen haber tenido como única finalidad el adoctrinamiento gradual de la sociedad ante la aparición de una nueva industria que pretende la producción de energía mediante la quema de biomasa, y como muestra de ello, en los últimos años se han publicado noticias en las que se ha llegado a decir que los eucaliptos son especies autóctonas propias del Monte Mediterráneo, o que la gestión de la biomasa va a contribuir a la disminución de los incendios forestales y al saneamiento de los bosques.
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Plantación de eucaliptos en Doñána |
Resulta necesario hacer constar que la generación de energía a partir de biomasa vegetal tuvo en su origen un planteamiento coherente por cuanto que la materia prima destinada a tal fin lo constituían los restos de podas agrícolas y los subproductos de la industria alimentaria, permitiéndose al mismo tiempo, la gestión de estos subproductos de manera eficiente.
Toda esta propaganda de “buenismo” consentido se ha perpetuado durante años hasta lograr la instauración de una industria obsoleta, que a pesar de haberse presentado como innovadora, posee la virtud de transportarnos al origen de la humanidad cuando nuestros ancestros descubrieron la bendición del fuego como generador de la energía necesaria para el mantenimiento de sus incipientes asentamientos, aunque huelga decir que las necesidades energéticas en la actualidad resultan inimaginables hasta para nosotros mismos, por lo que pensar un una Arcadia ideal en la que el culmen de la sociedad occidental viva de la energía emanada de la quema de los huesos de aceitunas resulta de todo punto ridículo como así parece demostrar el hecho de que las dos plantas energéticas instaladas en la provincia de Huelva necesitarán 400.000 toneladas de biomasa al año.
Pero para comprender las verdaderas implicaciones que estas centrales van a tener en nuestro territorio, solo tenemos que leer la prensa internacional para llegar a la conclusión de que esta industria va a cambiar el concepto que de los bosques tenemos hoy en día, y es, en este sentido desconcertante, saber que esta industria en Inglaterra necesita más de cinco veces toda la madera producida anualmente por los bosques del país, lo cual implica forzosamente una dependencia de las importaciones forestales procedente mayoritariamente del sudeste norteamericano y en menor medida de los bosques boreales de Canadá. Del mismo modo, como demuestra el precedente de la fábrica de papel francesa de Tarascon, una gran parte del abastecimiento de madera necesaria provendrá de importaciones de Sudamérica y Canadá.

Así es que… ¿De dónde se van a obtener los recursos necesarios para la producción de electricidad? Pues indudablemente de los bosques, y de otros cultivos energéticos como los procedentes de plantaciones de mimosas, eucaliptos, kiris, paletosas y cardos marianos, con los que ya se han hecho pruebas en la provincia de Huelva, por lo tanto, es de esperar que después de haber sufrido la devastación forestal de los bosques autóctonos por parte de ENCE que llegó a tener más de 300.000 hectáreas de eucaliptos para la producción de celulosa, hoy tendremos que padecer la instalación de nuevas plantaciones y una más que discutible gestión “sostenible” de nuestros bosques autóctonos.
En este contexto, estamos asistiendo a intervenciones forestales sumamente agresivas llevadas a cabo incluso en periodo de reproducción de aves y mamíferos, aspecto comprobable fácilmente en el entorno de Doñana con la existencia de grandes pilas de material vegetal y amontonamiento de troncos tras las labores forestales.



Resulta evidente la alteración del monte tras el paso de la maquinaria, sobre todo en lo concerniente a la eliminación del sotobosque y en la pérdida de la densidad arbórea original, especialmente si consideramos el extraordinario sotobosque que habitualmente conforma este ecosistema dándole coherencia biológica al conjunto. Así, podemos ver abundantísimos labiernagos, palmitos, madroños, coscojas, alcornoques, brezos, lentiscos, majuelos, ruscos, piruetanos, enebros y sabinas, así como sauces, chopos, álamos, tarajes, fresnos, olmos y arraclanes en los entornos más húmedos, y todas estas actuaciones bajo el amparo de unas premisas manifiestamente cuestionables como las siguientes:
1.- Afirmar que la utilización de biomasa para la generación de energía contribuye a la disminución de dióxido de carbono atmosférico es completamente falso, ya que tras la eliminacion de la cubierta vegetal, el bosque es privado precisamente de la biomasa responsable de la fijación de dicho compuesto como elemento integrante de su estructura vegetal.
2.- La limpieza de los montes permite la disminución de los incendios. Este dogma es incierto en el caso de bosques monoespecificos de pinos, dado que la naturaleza pirófila de dichas masas, unido al carácter homogéneo de las plantaciones, permite la aparición de los más devastadores incendios forestales, los denominados incendios de copa.
3.- Decir que la obtención de biomasa permite el saneamiento de las masas forestales resulta improcedente por cuanto que los protocolos para la gestión de algunas enfermedades aconseja la limitación del tránsito de animales y maquinaria al objeto de impedir la propagación de las mismas, y por otra parte, confiar en la gestión responsable de los bosques por parte de una industria que recibe subvenciones por la quema de los bosques, no merece confianza alguna.
Al margen de lo indicado, resulta paradójico el hecho de que el propio Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, destaca el papel de los bosques como sumideros de CO2, indicando al mismo tiempo que la pérdida de los mismos contribuye a la liberación del dióxido de carbono fijado.

Pero la utilización de biomasa para la elaboración de pellets, o como medio para la obtención de energía eléctrica, tiene otras implicaciones socio-económicas profundamente injustas, si consideramos el hecho de que la sede social de estas empresas se encuentra habitualmente en otras regiones distintas, por lo que sus beneficios de explotación engrosan las balanzas fiscales de aquellas comunidades en las que tienen domiciliada su sede. Por lo tanto, resulta hiriente el hecho de que esta circunstancia permita la extracción de recursos de un entorno para favorecer la economía de otras regiones que no padecen tal expolio, ni tampoco los efectos de la contaminación derivada de sus procesos industriales. En relación a este aspecto, recomendamos la lectura de nuestros artículos titulados “El eucalipto: El cáncer de los bosques“, y “Contaminación minera“, para comprobar el efecto devastador que estas industrias han tenido en la provincia de Huelva.
También resulta inadecuado afirmar que el mercado de la energía se encuentra liberalizado, ya que para que este extremo fuera realmente cierto, los ciudadanos deberíamos tener la facultad de poder elegir el origen de las fuentes de energía de nuestra propia factura eléctrica.
Para finalizar, queremos manifestar que la verdadera causa por la cual esta industria se está promocionando, no puede deberse verdaderamente a cuestiones medioambientales por encontrar indefendibles, al menos desde un punto de vista ecológico, los efectos devastadores que se están observando en los ecosistemas tras las actuaciones forestales, por lo que creemos que la verdadera causa del surgimiento de esta industria responde a un escenario futuro de escasez debido a la baja actividad solar proyectada para el año 2027 como consecuencia de los cambios en el baricentro del sistema solar.

Este aspecto es perfectamente conocido y respaldado por el modelo solar de Valentina Zherkova, y dado que este es un tema de sumo interés desde un punto de vista ecológico, estamos ultimando una entrada que va a discutir los efectos catastróficos que los mínimos solares tienen en la economía mundial.
Recordemos que en el último milenio se han producido 4 mínimos solares debido a cambios en el baricentro solar, y que en el último periodo frío, denominado “La Pequeña Edad de Hielo”, un tercio de la población mundial pereció debido al frío y a los efectos derivados del mismo.
Eso es todo, como siempre esperamos que esta entrada haya sido de vuestro interés.
Créditos de imágenes e informaciones:
Foto de portada: http://www.abc.es/hemeroteca/biomasa
Fotos (1,4,5,6 y 7): Propiedad de los autores, y pueden ser utilizadas referenciando el lugar del que fueron obtenidas.
(3) https://www.diagonalperiodico.net/global/30480-biomasa-la-nueva-amenaza-para-bosques-francia.html
https://onusbaal.wordpress.com/2017/03/25/biomasa-asesina/
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